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Foto del escritorElena Alfaro

La invasión silenciosa

“A lo largo de la historia son distintos los imperios que han caído a manos de invasiones silenciosas”. El Imperio Romano es un buen ejemplo de ello.

Hoy en día, también asistimos a invasiones “silenciosas” y no “tan silenciosas” comercialmente hablando. Hace tan sólo unos días leía como la familia real de Qatar compraba Valentino por 700 millones. La marca de lujo de Jacqueline Kennedy o Audrey Hepburn ha sido adquirida por esta familia que además es propietaria de los grandes almacenes londinenses Harrods desde 2010. La sociedad de inversiones de Qatar Mayhoola for Investments se ha hecho con el total del accionariado del grupo textil Valentino Fashion Group, controlado hasta ahora por el fondo de capital de inversión británico Permira y la familia italiana Marzotto. Parece ser que esta sociedad pertenece a un gran grupo inversor privado de Qatar, se asegura por otra parte según distintas fuentes, que la familia real del pequeño estado del Golfo, se encuentra entre los inversores más activos del mundo.

Distinto es el caso del mercado asiático, por ejemplo, en cualquier calle de España hemos asistido a la apertura de negocios regentados por esta comunidad. Personalmente me hizo gracia ver cómo algunos de ellos, se denominan así mismos “el corte chino” al estilo de la conocida marca de grandes almacenes. Precisamente estos días Alibaba empresa de comercio electrónico de China era noticia. Nacida en 1999 para competir con los ya asentados eBay y Amazon, parece que pretende superar en un plazo de tres a cinco años a Walmart, líder estadounidense en el sector retail. Según publicaba el diario español El País, para poder lograr esto, en la firma asiática esperan tener transacciones por unos US$ 458.000 millones. La compañía hoy emplea a 25.000 personas en seis países y ofrece servicios en más de 240 estados y regiones, en el que se destaca que el comercio electrónico vive un “boom sin precedentes” en China.

En algunos encuentros que mantengo con directivos, les hago la pregunta ¿imagináos que mañana desembarca una compañía china y comienza a abrir establecimientos junto a los vuestros? En un caso de la aparición de un competidor con claras ventajas en costes y en gestión del tiempo: ¿Lograríais competir? ¿Nos podemos permitir los tiempos que manejamos en reaccionar? ¿Qué pensáis vosotros?

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