“La gente se ha vuelto loca en Sonorama, sobre todo con grupos como Supersubmarina o Standstill”. Así me contaba un directivo emocionado su estancia este fin de semana en un festival de música alternativa.
Pero, ¿por qué nos hacemos fans de algo o de alguien? La fascinación es una fuerza de atracción tan poderosa como la primera fase del enamoramiento de alguien. Lo que los psicólogos han denominado “encaprichamiento”. No tiene por qué ser lógica. En la mayor parte de los casos es irracional. Tanto la fascinación como el encaprichamiento se originan en la zona límbica del cerebro, en la misma parte donde también se alojan otros estados, sentimientos y emociones como la furia, el éxtasis, la tristeza , la excitación sexual, la huida etc.
Se trata de un proceso visceral, primario, y mayoritariamente involuntario. Pero, ¿por qué estamos preparados desde el punto de vista cerebral para una demencia temporal como la que se ha podido vivir en Sonorama?. Nuestro cerebro está programado para “enamorarse”, porque el hecho de no pensar claramente durante el período de dos años que necesitamos para conocernos, cortejarnos y reproducirnos, es algo que sucede para nuestro bien evolutivo. De otra forma, podríamos entrar en razón y evitarnos las incomodidades de la crianza. De acuerdo con esto, Frank Tallis, autor de “Love Sick: Love as a Mental Illness” propone que la evolución nos ha preparado para las obsesiones psicopatológicas del amor que duran lo necesario para garantizar la transmisión de los genes.
Sobre ¿qué nos fascina y por qué? Hablaré en mis siguientes post. El objetivo será ampliar lo que planteo en el nuevo libro “El ABC de la FANScination”, que tan bien era recibido estos días por algunas de las principales publicaciones de nuestro país.
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