“Me gusta porque va solo, no hay que ocuparse de ello, sin embargo con la otra compañía me da pereza hasta ponerme en contacto”. Comentarios como éste han protagonizado las investigaciones que hemos llevado a cabo las últimas semanas.
Si hace unos días hablábamos de cómo “el aburrimiento” producido, penalizaba a compañías y a sus productos y servicios. Hoy toca hablar de una emoción que también lo hace en un siglo en el que el consumidor cada vez valora más la sencillez y las cosas fáciles (“keep it simple”). La Pereza (latín: acedia, accidia, pigritia), es la negligencia, astenia, tedio o descuido en realizar acciones, movimientos o trabajos. La generan aquellas compañías con procesos que se perciben como tediosos, como “no fáciles”, teniendo como consecuencia el desinterés.
La pereza es un término que va de mano con la “procrastination”, de la que también hablábamos en otros post. Se trata de la forma en que elegimos hacer tareas de menor prioridad porque obtenemos un beneficio a corto plazo. Es un suceso irracional en el ser humano que en realidad no se planea y que ocurre al igual que la pereza. La pereza viene a ser, entonces, un asunto más psicológico que físico.
De ahí que las compañías orientadas al Customer Experience, deberían no promover el aburrimiento o la pereza en sus productos, procesos asociados e incluso en sus espacios comerciales y de trabajo. Sin embargo, ¿saben si las están promoviendo?¿las gestionan? ¿qué opináis?
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